Capriglia (Campania, Italia) 1476-06-28 - Roma (Lacio, Italia) 1559-08-18
Miembro de una de las familias más antiguas de la nobleza napolitana, a los 14 años huyó al convento napolitano de S. Domenico Maggiore, pero fue devuelto a casa; a los 18 era clérigo; a los 26 fue nombrado mayordomo papal y vivió íntegro en la corte de Alejandro VI. Protonotario apostólico (1503), obispo de Chieti (1504), legado a Fernando el Católico (1506) y a Enrique VIII (1513-14), cardenal (1536), arzobispo de Nápoles, inquisidor (1542); papa desde 1555. Toda su obra, antes y después de su elección como pontífice, se concentró en la lucha contra la herejía y la reforma de la Iglesia. A ello contribuyó la fundación de los teatinos (1524), que pretendían imponer a la sociedad católica un sistema de vida diferente y más rígido. En Venecia, donde había tenido que refugiarse con sus compañeros a causa del saqueo de Roma (1527), sus numerosos cargos políticos no le impidieron preocuparse en particular por la propagación de la herejía; de ahí su memorial a Clemente VII (1532), que proponía, entre otras cosas, confiar la Inquisición a los ordinarios o nuncios, alejándola de los frailes, y preludiaba el memorial de la congregación de cardenales de 1537, de la que Carafa era un miembro muy escuchado.
No respetaba a los reyes (como cardenal, participó en la redacción del breve de reprimenda contra Carlos V) ni a los altos prelados, a algunos de los cuales llegó a encarcelar; impuso reformas extremadamente duras, sancionó la obligación de residencia para los obispos, trató la situación religiosa inglesa con excesiva intransigencia hasta el punto de destituir a Reginald Pole, su legado, y remitirlo a la Inquisición (1556). Particularmente estricto con los judíos, ordenó la quema del Talmud en 1553; en 1555, con la bula Cum nimis absurdum, impuso la institución de guetos. Opuesto en principio a la reapertura del Concilio de Trento, intentó sustituirlo por una Congregación General para la Reforma (1556), de 72 miembros, reorganizada más tarde en 4 secciones. Su política exterior violentamente antihabsbúrgica fue el fracaso más estrepitoso de su corto pontificado: la guerra contra Felipe II, pactada con Francia, terminó con una amenazadora victoria del duque de Alba (1558) y el fracaso del plan de Carlo Carafa, sobrino del papa, para apoderarse de Siena.