Compositor y maestro de capilla.
Entre 1829 y 1830 se convocaron oposiciones a los magisterios de la catedral de Sevilla y de la Capilla Real de Madrid. Hilarión Eslava se presentó a las dos oposiciones, y aunque se colocó en primer lugar en la primera, y en la segunda el tribunal le reconoció un mérito superior, el cabildo de Sevilla se decidió por un opositor de Valencia, y el tribunal de Madrid consideró que su edad era poco apropiada para tan elevado cargo de maestro de capilla de Su Majestad. En 1832, cuando contaba veinticinco años, volvió a quedar vacante la plaza de maestro en Sevilla y el cabildo, para reparar la injusticia cometida con Eslava años antes, le nombró maestro de capilla, eximiéndole de nuevos ejercicios. A poco de tomar posesión de este cargo se ordenó sacerdote, y cantó misa en la iglesia de la Encarnación. De esta época datan sus célebres misereres, sus misas con pequeña orquesta y órgano (aprovechando los recursos que le proporcionaban los dos magníficos órganos de la catedral de Sevilla), los villancicos de los bailetes de los seises, una lamentación y un gran número de motetes y coplas.
Con motivo del fallecimiento de Rodríguez Ledesma (1847), Hilarión Eslava se presentó de nuevo a las oposiciones del magisterio de la Capilla Real, obteniendo este cargo con el voto unánime del jurado. Se estableció en Madrid y al poco tiempo fue nombrado profesor del conservatorio e inspector de sus enseñanzas, y en 1866 director del mismo. Ésta constituyó sin duda la época más fecunda de su vida gracias a la publicación de trabajos de gran repercusión, tales como la Lira Sacro-Hispana (colección de obras de música religiosa histórica de autores españoles), Museo orgánico español, Escuela completa de harmonía y composición, Historia de la música religiosa en España y Organistas españoles. Ya al final de su vida escribió un tratado sobre los géneros de música, y estaba recopilando datos para redactar una historia del canto llano.