Fue abadesa, fundadora y reformadora. Ostenta el título de "sierva de Dios" y su causa de beatificación está en curso. Tuvo mucha relación con los reyes de España Isabel II y Francisco de Asís, y se le atribuyó una gran influencia en asuntos políticos de su tiempo, lo que la hizo objeto de revanchas y persecuciones.
En los monasterios que fundó y reformó abrió residencias y escuelas para las niñas pobres. El Convento de San Pascual de Aranjuez es uno de los primeros que fundó. En 1867 fundó en Guadalajara el convento del Carmen. La Revolución de 1868 acabó con la mayor parte de sus fundaciones, pero hizo algunas en Francia, adonde se vio obligada a huir. Regresó a España con la Restauración, a finales de 1876. Falleció en Guadalajara en 1891.